Querido camarada:
Vengo hoy a escribirte sobre la simbología y lo mucho que nos aportan las referencias ideales, de ideas, en cada batalla que ganamos nosotros, los verdaderos socialistas, a la historia en esta lucha material sempiterna. Los símbolos, en todas sus formas, son representaciones simples que nos ayudan a comprender la complejidad que nos rodea; son unidades de significado completas, que apelan a un entendimiento compartido, social. Me explico con la ayuda del símbolo: todos los que vieran una marca de hierro en el lomo de una vaca comprenderán que existe la propiedad, que esa vaca es del fulano que le puso tal marca a la res, verbigracia, empedernido capitalista y enemigo del estado, seguro.
No encontrarás en esta carta un completo y sesudo estudio sobre semiótica - no estoy preparado para tanto. Te ofrezco sólo un caso de cómo funciona y nos ayuda a crear futuro esa realidad figurada.
Porsche. Es una marca alemana de coches deportivos al alcance sólo de aquellos que medran (no pienses mal, amigo, que medrar no es pecado, es más bien glorioso, compañero Deng dixit). Es símbolo pues de incansable trabajo, de esfuerzo, de mérito. Por tanto, aquí justificamos la inferencia Porsche-trabajador honrado e infatigable, digno socialista que con su éxito empuja a la nación a la primavera eterna, y a la velocidad que le permiten esos motores alemanes.
Volviendo a mi disertación, ¿Cómo puede esa relación lógica del Porsche y el buen trabajador ser de ninguna utilidad? Al final son solo ideas, pensarás, y que a nosotros, los dogmáticos, nos refieren (¿la idea como símbolo, en si misma?) a malhadadas superestructuras pasadas. Pues bien, pueden servir para dinamizar el tráfico y solucionar de una forma rápida los accidentes. El otro día, paseando por la calle, vi en un cruce cómo un Porsche se llevó por delante a un ciclista. El del biciclo salió ileso, pero no su vehículo, y por eso le exigía a gritos al del Porsche una reparación.
No tardó en mediar el orden. El policía despejó al ciclista con una mirada letal y se fue a preguntarle al del coche si la chapa tenía alguna prueba del evento. Socarrón, pero en el buen sentido, le regaló una sonrisa, le estrechó ambas manos, le dijo con un visaje "qué se habrá creído el de la bici", le dejó irse y apartó al de la bicicleta a la acera para decirle dos palabras.
¿Ves? Relacionar Porsche con trabajador bueno y talentoso ,que no rico, que de eso aquí no hay, faltaría, decía, esa relación sirve para poner a cada cual donde pertenence, en su justo lugar, y al final hacer que todo fluya y continúe en orden y paz. El símbolo es la grasa que suaviza la fricción de los engranajes en esta potentísima máquina que es el estado. Porsche, como carné, como etnia Han, como iphone, como Torre de la Perla... Son todo símbolos, una ayuda para comprender lo que nos rodea y simplificarlo según el evangelio del partido, que al final somos todos, todos los Porsche, carnés, Han, iphones, torres de la perla.
Un fuerte abrazo, querido amigo.
Vengo hoy a escribirte sobre la simbología y lo mucho que nos aportan las referencias ideales, de ideas, en cada batalla que ganamos nosotros, los verdaderos socialistas, a la historia en esta lucha material sempiterna. Los símbolos, en todas sus formas, son representaciones simples que nos ayudan a comprender la complejidad que nos rodea; son unidades de significado completas, que apelan a un entendimiento compartido, social. Me explico con la ayuda del símbolo: todos los que vieran una marca de hierro en el lomo de una vaca comprenderán que existe la propiedad, que esa vaca es del fulano que le puso tal marca a la res, verbigracia, empedernido capitalista y enemigo del estado, seguro.
No encontrarás en esta carta un completo y sesudo estudio sobre semiótica - no estoy preparado para tanto. Te ofrezco sólo un caso de cómo funciona y nos ayuda a crear futuro esa realidad figurada.
Porsche. Es una marca alemana de coches deportivos al alcance sólo de aquellos que medran (no pienses mal, amigo, que medrar no es pecado, es más bien glorioso, compañero Deng dixit). Es símbolo pues de incansable trabajo, de esfuerzo, de mérito. Por tanto, aquí justificamos la inferencia Porsche-trabajador honrado e infatigable, digno socialista que con su éxito empuja a la nación a la primavera eterna, y a la velocidad que le permiten esos motores alemanes.
Volviendo a mi disertación, ¿Cómo puede esa relación lógica del Porsche y el buen trabajador ser de ninguna utilidad? Al final son solo ideas, pensarás, y que a nosotros, los dogmáticos, nos refieren (¿la idea como símbolo, en si misma?) a malhadadas superestructuras pasadas. Pues bien, pueden servir para dinamizar el tráfico y solucionar de una forma rápida los accidentes. El otro día, paseando por la calle, vi en un cruce cómo un Porsche se llevó por delante a un ciclista. El del biciclo salió ileso, pero no su vehículo, y por eso le exigía a gritos al del Porsche una reparación.
No tardó en mediar el orden. El policía despejó al ciclista con una mirada letal y se fue a preguntarle al del coche si la chapa tenía alguna prueba del evento. Socarrón, pero en el buen sentido, le regaló una sonrisa, le estrechó ambas manos, le dijo con un visaje "qué se habrá creído el de la bici", le dejó irse y apartó al de la bicicleta a la acera para decirle dos palabras.
¿Ves? Relacionar Porsche con trabajador bueno y talentoso ,que no rico, que de eso aquí no hay, faltaría, decía, esa relación sirve para poner a cada cual donde pertenence, en su justo lugar, y al final hacer que todo fluya y continúe en orden y paz. El símbolo es la grasa que suaviza la fricción de los engranajes en esta potentísima máquina que es el estado. Porsche, como carné, como etnia Han, como iphone, como Torre de la Perla... Son todo símbolos, una ayuda para comprender lo que nos rodea y simplificarlo según el evangelio del partido, que al final somos todos, todos los Porsche, carnés, Han, iphones, torres de la perla.
Un fuerte abrazo, querido amigo.